viernes, 25 de mayo de 2012

Castella, por encima de Cuvillo

Otra ganadería de lujo que pega el petardo en este San Isidro. Esta vez ha sido Núñez del Cuvillo, que empieza a hacer aguas a juzgar por las corridas lidiadas en Sevilla y esta en Madrid. Además lo que envió a la capital es impresentable para la primera plaza del mundo. Una vez más los veterinarios han tragado de lo lindo admitiendo, al menos, tres de los seis toros que saltaron al ruedo. Por ejemplo, el tercero era una rata con mcuhos opitones. Seguramente el equipo veterinario, pasándose de listo, pensaria que con tanta leña en la cabeza la gente se equivocaría. Pero esto es Madrid y el animalito fue protestado con bronca.
Los de Cuvillo dieron un juego muy pobre, salvándose tercero y cuarto porque se movieron, aunque no humillaron. En todo caso una corrida que debe serfvir de toque de atención al ganadero que en los últimos cimnco años ha vivido en el paraíso porque todo le embestía y porque ahi estaban José Tomás y más tarde Manzanares para encumbrar sus toros. Esperamos ahora a la de Beneficencia para calibrar hasta qué punto Cuvillo ha entrado en recesión.
En todo caso el ganadero ya puede estarle agradecido a Sebastián Castella que entendió muy bien al cuarto toro, que no lo molestó y que le ligó una faena muy reunida, un punto desigual, especialmente por el pitón derecho, pero que le dió importancia a ese ejemplar. Una soberbia tanda de naturales fue lo mejor de la larguísima faena de Castella a la que le sobró el mareo de muletazos al final, muy efectistas, muy periféricos. Y le faltó, sin embargo, mayor reposo y menos nervios a la hora de matar. Ahi perdió una oreja legítima.
Dieguito Silveti confirmó su alternativa y lo hizo con decoro ante un lote descastado. Un par de naturtales espléndidos a sau primero y la variedad con eñl capote, lo emnoir de su labor. Y mal, sin ideas, espeso y ramplón un Daniel Luque que no sale del socavón en el que anda metido. Lo desbordó el geniecillo del becerrote tercero y aburrió en sintonía con el juego plomizo del paquidérmico quinto de la tarde.

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